El Salvador se viste de verde cuando amanece temprano y el sol se levanta perfilando las montañas con hilo dorado. A sus pies, copas de árboles nutridas de follaje, que se hunden en un mar de plantas de maíz y azúcar.
Al llegar a la cima del cerro Eramón, nos saludan los bríos del ríos Sumpúl y Lempa, reptando entre el pasto, hacia el embalse.