La Salinera de Puerto Parada en Usulután. En verano, carriles de agua salada se extienden haciendo una larga carretera de aguas superficiales, que al calor del sol, poco a poco se evaporan, hasta dejar al descubierto los cristales de sal.
Este “oro blanco” es colectado en una especie de “infiernillos”, bodegas de sal, donde el calor alcanza altas temperaturas, para completar su secado.